Érase una vez un proyecto donde todo era posible, incluso si las peticiones eran ridículas, los requerimientos eran cumplidos en tiempo, pero no libre de errores. Estos errores después tenían que resolverse, pero siguiendo el mismo patrón de intentos cada vez más descabellados dirigidos solo por frases descorazonadoras como “debe de estar listo para tal día a toda costa” o “esto es normal en todos los proyectos de software”. Esta forma de trabajo estaba en el ADN del proyecto, porque no importaba la rotación constante de personal, solo se buscaban remplazos para mantener la capacidad calculada por el número de desarrolladores asignados a cada área de trabajo sin tomar en cuenta las capacidades de cada miembro. Esta entidad deforme siguió generando ganancias, por eso a nadie le importaba lo que pasara tras bambalinas; lo importante era el resultado y no los daños colaterales.

La metodología de la fuerza bruta es simple pero efectiva. Se basa en empujar a los distintos equipos a cumplir las metas utilizando todo el tiempo extra que sea necesario o agregando a más personas para trabajar en la misma actividad pensando que esto puede reducir los tiempos. Similar a los ataques de fuerza bruta para romper una contraseña, aplicando esto significa sacrificar buenas prácticas e implementar soluciones que son insostenibles al pasar del tiempo.

Un componente esencial de esta mala práctica es agregar colaboradores de niveles bajos y aprovecharse de aquellos que demuestren mejores capacidades. A los primeros se les puede reemplazar fácilmente, pero a los segundos se les debe llevar a un punto de quiebre donde solo tendrán como opciones abandonar el proyecto o continuar hasta caer en el conformismo.

Incluso hay casos en que internamente se exige continuar con el ciclo frenético de trabajo, pero sin sacrificar la calidad. Esto agrega una capa adicional de presión a los equipos encargados de desarrollo y QA, que aumenta las posibilidades a tener resultados opuestos de lo que se exige: la calidad no se alcanza solo por desear tenerla. La demanda de calidad de software, aun equipo con bajas capacidades y cansancio acumulado es tan inocente como creer en la ley de la atracción.